Llevo exactamente 1 año pensando en hacer este blog desde que hice mi examen de la beca de dermatología. En ese momento decidí que todo este largo proceso de estudio tenía que ser compartido. Se me ocurrieron miles de temas sobre los cuales escribir pero, como es evidente, no me di el tiempo de hacerlo. Durante este año muchas personas me han hecho preguntas medio en broma, medio en serio de temas relacionados con la piel. Paradójicamente las preguntas más cotidianas siempre fueron las más difíciles. Por eso comienzo mi blog intentando responder una pregunta que me hizo una amiga hace unos días: “me compré una crema de baba de caracol, ¿sirve para las manchas y las arrugas?”
Tuve que admitir mi ignorancia al respecto y prometer investigarlo. Lo hice a la madrugada siguiente mientras le daba papa a mi guagua. Si el trabalenguas glicoconjugados de helix aspersa muller no significaba nada para mí, desde ese día sé que se trata de lo que llamamos baba de caracol. ¡Y me encontré con una historia muy interesante! Los usos de caracol aplastado para reducir la inflamación de la piel se remontan a la antigua Grecia. En 1980, granjeros chilenos que criaban caracoles para el mercado francés de escargot notaron que tenían la piel visiblemente más lisa y suave, confirmando que era la baba del caracol lo que mejoraba la calidad de la piel (¡¡que orgullo!!).
El caracol produce la baba para protegerse del ambiente. Está compuesta por ácido hialurónico, alfa-hidroxi ácidos, alantoína, vitaminas A, C, E y B, minerales y microelementos, mucopolisacaridos (que le da la consistencia), enzimas, sustancias antimicrobianas, etc. Si alguna vez alguien ha leído los compuestos de las cremas de belleza, varios de éstos sonarán conocidos.
Algunos de los usos descritos de estas cremas son: regeneración de la piel, curación de heridas, disminución de arrugas y camuflaje de cicatrices, estrías y celulitis. En estudios de laboratorio, la baba de caracol ha demostrado estimular la producción de elastina, colágeno, proteínas, fibronectina y aumentar los fibroblastos, todos ellos agentes que participan en la reparación de la piel y que van disminuyendo con el envejecimiento. Pero (claramente esto no iba a ser perfecto…) no hay estudios clínicos en humanos que demuestren el efecto de las cremas con compuestos de baba de caracol en la piel. Además es difícil que las farmacéuticas garanticen la concentración de estos compuestos, su calidad, como fue excretado y los procesamientos que han recibido. De hecho muchos laboratorios tienen sus propios criaderos de caracoles para conocer estas variables.
En un estudio realizado por una farmacéutica, se aplicó en voluntarios con piel seca una crema con concentrado de baba de caracol al 20% 2 veces al día por 8 meses, al finalizar el estudio la hidratación facial había mejorado en un 25,5%. Para ser efectivas, las cremas deben contener entre un 5 a un 25% de este concentrado. Como todo producto nuevo, debe probarse en un área pequeña de la piel en caso de que genere alergias.
En conclusión, le respondí a mi amiga que efectivamente existían compuestos en la baba de caracol que son anti-envejecimiento y mejorarían las cicatrices y manchas. Aunque estoy a favor de los productos naturales, creo que en el caso de manchas y arrugas hay muchos compuestos y cremas cuya efectividad ha sido probada y que, considerando el precio que tienen, preferiría invertir en alguna que tenga efectos comprobados. Mi recomendación es asesorarse con un dermatólogo que haga un buen diagnóstico e indique las cremas adecuadas para cada persona. Un saludo cariñoso, Catalina Andrighetti.