Si bien como dermatóloga siempre, siempre, siempre recomiendo prevenir las quemaduras solares mediante la fotoprotección, a veces es imposible evitarlas al 100%. Y para que les voy a mentir, tengo varios recuerdos de haber tenido los hombros, la cara o los empeines rojos como tomate.
La radiación UVB es responsable de las quemaduras solares. Los síntomas incluyen enrojecimiento de la piel, dolor y ardor e incluso ampollas un par de horas posterior a la exposición solar. También se pueden acompañar de malestar general y sensación febril. Además de los síntomas agudos, a mediano plazo se pueden exacerbar enfermedades como vitiligo, rosácea, psoriasis, entre muchas otras. A largo plazo, las quemaduras solares son factores de riesgo de fotoenvejecimiento y cáncer de piel. Por lo tanto siempre la primera y más importante recomendación será prevenirlas con las medidas de fotoprotección.
Este tipo de reacción es más frecuente a comienzos la temporada de sol y en personas de fototipos claros. A lo largo del verano, en la medida que la piel se va exponiendo al sol, va desarrollando cierto tipo de tolerancia a la radiación lo que se manifiesta clínicamente como el bronceado.
El tratamiento en caso de que ocurra una quemadura es:
Recordar que una quemadura corresponde a un área donde la piel ha perdido su capacidad de barrera, hay que hidratarla para ayudarla recuperar esta función. Es una buena idea poner la crema hidratante en el refrigerador ya que el frío ayudará a aliviar la sensación de ardor.
La pérdida de la barrera cutánea hace que la piel sea mas sensible a las cremas de tratamiento para el acné, rosácea, despigmentantes, antienvejecimiento, etc. ya que la penetración de los compuestos activos será mayor pudiendo desarrollar irritación. Por este motivo es recomendable suspenderlos los días sucesivos a una quemadura. En esa misma línea, hay que evitar jabones que hagan espuma y saquen la película de grasa protectora, en cambio lavar con limpiadores oleosos o soluciones micelares.
También la piel estará más sensible a la radiación UV. Es importante evitar la exposición solar y protegerse físicamente con ropa de manga larga y gorro. Los fotoprotectores químicos (crema, gel, spray, etc) pueden absorberse y causar irritación los días siguientes a una quemadura.
Para manejar el dolor, malestar general y sensación febril se pueden usar antiinflamatorios orales y tomar abundante agua. Los alimentos ricos en antioxidantes como berries y té verde ayudan a reponer la función de protección contra el daño oxidativo y reparar la piel luego de la quemadura.
Por último si aparecen ampollas hay que dejarlas intactas y no romperlas ya que esto aumenta el riesgo de infecciones. También hay que estar atento a los síntomas generales y si se desarrolla fiebre, importante decaimiento, náuseas, vómitos o mucho dolor hay que consultar al dermatólogo o al servicio de urgencia para recibir un adecuado tratamiento.
Espero que tengan un excelente verano y que no les sea necesario aplicar estas medidas. No olviden evitar automedicarse y consultar a su dermatólogo o al servicio de urgencia en caso necesidad. Un saludo cariñoso, Catalina Andrighetti Ferrada.
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