Una causa bastante frecuente de pérdida de pelo es la alopecía areata. Ocurre tanto en hombres como mujeres, puede aparecer a cualquier edad y lo más frecuente es que aparezca entre los 20 y 40 años. Se explica por un fenómeno autoinmune contra el folículo piloso y al rededor del 30% de los casos tiene antecedentes personales o familiares previos.
En el 90% de los casos aparece un área circular alopécica, suave y bien delimitada en la cabeza. Además puede haber alteraciones en las uñas (pequeños hoyos, líneas verticales, surco horizontal, etc) lo que se suele encontrar más frecuentemente en niños y en formas más severas.


A pesar de que tiende a aparecer sólo un área alopécica, también existe la alopecía areata total que afecta toda la cabeza y la alopecía areata universal que afecta el pelo de todo el cuerpo. Estas y otras formas son infrecuentes.

Como en todas las enfermedades, es importante descartar otras causas que pudieran simular una alopecía areata como una tiña capitis (infección por hongos del cuero cabelludo) o una alopecía traccional (tendencia a sacarse los pelos), entre otras.


Si bien la mayoría de las veces el diagnóstico es clínico, ocasionalmente son útiles algunos exámenes como la dermatoscopía o tricoscopía (que se hace dentro de la consulta), micológico directo y cultivo de hongos, evaluación psicológica (ya que en una gran proporción, está enfermedad está asociada a algún proceso emocional), descartar otras enfermedades autoinmunes y en casos de duda diagnóstoca una biopsia.
En general tiene muy buen pronóstico y la mitad de los casos se resuelve en menos de 1 año sin requerir tratamiento. De hecho es muy frecuente que llegue el paciente derivado de la peluquería porque le encontraron un pelón que ya se está repoblando. Algunas características nos hacen sospechar lo contrario, por ejemplo: inicio en la niñez, cuadro severo desde el inicio, compromiso de las uñas, presencia de otras enfermedades autoinmunes, etc.
El tratamiento busca frenar el proceso autoinmune. Se usan corticoides tópicos en niños, intralesionales en adultos y orales en casos severos y muy extensos. Las lociones de minoxidil son buen complemento a los corticoides. Otras alternativas son el uso de inmunoterapia con difenciprona que busca causar una reacción alérgica para que las defensas dejen de atacar al pelo. Otros tratamientos sistémicos se reservan para casos en que luego de 6 meses haya escasa o nula respuesta.
Afortunadamente esta es una enfermedad de muy buen pronóstico con alto porcentaje de mejoría. Sin embargo, la asociación a algún fenómeno emocional es frecuente y por ese motivo la evaluación y tratamiento psicológico son fundamentales para un manejo completo. Consulte a su dermatólogo. Un saludo cariñoso , Catalina Andrighetti Ferrada.