En dermatología existen muchas enfermedades cuyo tratamiento son los corticoides tópicos. Una enfermedad que frecuentemente tratamos así es la dermatitis atópica que se presenta frecuentemente desde la infancia y tiene un curso crónico con brotes de dermatitis y remisiones. El manejo suele ser con medidas generales, hidratación de la piel con cremas que restituyan la barrera cutánea y corticoides en caso de brotes. Sin embargo existe un creciente reparo por parte del paciente o sus padres a usarlos debido a los efectos adversos que éstos pueden dar especialmente cuando se indican por tiempos prolongados o de forma muy seguida.

Si bien los efectos adversos locales y sistémicos de los corticoides tópicos han sido reportados, su desarrollo es infrecuente y poco probable si se usan de forma razonable. Los corticoides tópicos se clasifican según su potencia y capacidad de penetrar la piel, el dermatólogo seleccionará cada tratamiento según el área a tratar: en la cara únicamente se pueden usar corticoides de baja potencia y por tiempos acotados, en cambio en el cuerpo se puede usar uno de mediana o alta potencia y en palmas o plantas solo uno de alta potencia tendrá efecto. Estudios han demostrado que la absorción sistémica de corticoides tópicos en la sangre es muy baja y sólo después de 3 semanas de uso contínuo en zonas extensas de la piel por lo que los efectos adversos sistémicos son extremadamente raros.

Vale la pena tener en cuenta los efectos adversos locales de los corticoides tópicos como la atrofia de la piel con adelgazamiento cutáneo, telangiectasias o vasos sanguíneos visibles, riesgo de infecciones locales, etc. Estos se pueden observar cuando se usan corticoides de mayor potencia y por una cantidad de tiempo mayor a la necesaria. Usualmente los brotes de dermatitis atópica van variando de sitio por lo que una misma área de piel no debería ser tratada por largo tiempo con corticoides continuados y en caso de requerirlo, se ha demostrado que tratamientos intermitentes (día por medio o sólo los fines de semana) son suficientes para prevenir que se desarrolle esta atrofia.
Los pacientes que tienen dermatitis atópica o sus padres saben muy bien que es mejor tratar los brotes de manera proactiva al inicio usando corticoides tópicos en lugar de esperar que empeore más y terminar tratando un área mayor en un paciente mucho más comprometido con medicamentos mas fuertes. El tratamiento proactivo ha demostrado requerir menos potencia, menor área expuesta y menor número de días de corticoides en total al compararlo con el tratamiento reactivo. Este enfoque terapéutico también permite prevenir la marcha atópica, planteamiento de algunos autores que la dermatitis atópica es el precursor de la rinitis y asma.

Muchas veces cuando un paciente tiene mala respuesta a corticoides tópicos, recae en ellos más de 3 semanas al mes y aún así tiene lesiones, es momento de plantear otras alternativas terapéuticas como corticoides orales, inmunomoduladores o biológicos. Para eso, la clave es seguir el tratamiento y controles con su dermatólogo.
Lo que no debería pasar es que un paciente se automedique con corticoides o suspenda el tratamiento por miedo a los efectos negativos. Para eso es muy importante seguir las medidas generales, completar los tratamientos indicados y controles con su dermatólogo. Un saludo cariñoso Catalina Andrighetti Ferrada.