MEstas últimas semanas me ha tocado evaluar varias pacientes con este diagnóstico y me encantaría aclarar algunas dudas que han surgido.
El acné de la mujer adulta aparece después de los 25 años y puede durar hasta más allá de los 40. Es bastante frecuente, más de un 40% de las mujeres lo padece y tiene una importante implicancia emocional.
Clínicamente se diferencia del acné del adolescente porque sus lesiones aparecen en el tercio inferior de la cara en lugar de la zona T, también son lesiones principalmente nodulares, profundas, sensibles e inflamatorias. Puede curar con cicatrices e hiperpigmentación.


El origen de este subtipo de acné es una sensibilidad aumentada a los andrógenos circulantes y no a un aumento de ellos. Las fluctuaciones hormonales durante el ciclo menstrual explican las fluctuaciones en el número e intensidad de las lesiones. Otros factores que favorecen su aparición son: la obesidad y sobrepeso, dietas ricas en alimentos procesados con un alto índice glicémico y lácteos, el estrés emocional, el roce y manipulación de lesiones, antecedente de acné severo en la adolescencia, antecedentes familiares de acné de la mujer adulta, etc.
Cuando nos enfrentamos a este diagnóstico es muy importante descartar un hiperandrogenismo, es decir una alteración en las hormonas sexuales masculinas circulantes mediante una historia clínica que descarte otros signos como alopecía androgenética, hirsutismo o exceso de vello corporal, irregularidades menstruales, entre otros. Se puede complementar con exámenes para cuantificar los andrógenos circulantes. También se realiza un estudio metabólico descartando resistencia a la insulina y síndrome de ovario poliquistico que pueden presentar acné como parte de sus síntomas.
El tratamiento del acné hormonal tiene algunas características especiales. Al igual que otras formas de acné, la limpieza, hidratación y fotoprotección de la piel con formulaciones adecuadas y los tratamientos tópicos con retinoides y otros compuestos son la base del tratamiento. De forma sistémica se puede manejar con antibióticos y retinoides orales pero también con anticonceptivos orales y antiandrógenos que disminuyen la sensibilidad de los receptores androgénicos en la glándula sebácea.

Es importante el diagnóstico y manejo precoz de este subtipo de acné ya que los nódulos pueden complicarse con cicatrices e hiperpiglentación. El manejo de las lesiones secundarias se puede hacer con peeling o láser ablativo. El tratamiento proactivo de este subtipo de acné es importante para disminuir las secuelas emocionales que pudiera dejar.

El acné no es una condición exclusiva del adolescente. Tampoco es una enfermedad que se «pase sola» sin dejar secuelas. Los invito a consultar en caso de presentar síntomas y no automedicarse. Un saludo cariñoso, Catalina Andrighetti Ferrada.