Aftas recurrentes y herpes labial: los clásicos «fuegos»

 

¡Hola! Hoy vamos a hablar de un tema de frecuente confusión lingüística, los llamados fuegos: las aftas orales y el herpes labial. Ambas lesiones orales son muy frecuentes y generan una  sensación urente o de quemadura lo que debe ser el origen de su nombre coloquial: fuego. Pero no hay que confundirse, ambas son enfermedades muy diferentes.

Para comenzar, los aftas corresponden a úlceras orales, que pueden ser por muchas causas. Lo más frecuente es que sea traumática por morderse, tabaco, quemadura, cepillado, etc. También puede ser a causa de alimentos y los más clásicos son los frutos secos como las nueces aunque no siempre suspenderlos mejora los síntomas. El estrés suele estar presente al inicio. Algunos déficit nutricionales de vitaminas y la enfermedad celiaca también se han asociado. Y por último la genética ya que en muchos casos hay historia familiar de aftas orales. Suele comenzar en la infancia o en adultos jóvenes y el síntoma inicial es una sensación de quemadura que luego da lugar a una úlcera en la mucosa oral única o múltiple, superficial o profunda. Va curando hasta dejar una mucosa sana o incluso una cicatriz. Suele ser recurrente y para su diagnóstico, es importante descartar el virus herpes, déficit nutricionales, evaluación gastroenterológica, reumatológica, etc. Este punto es importante ya que muchas enfermedades sistémicas pueden asociarse a ulceras en la boca y otras mucosas. El tratamiento incluye suspender los gatillantes traumáticos, higiene dental con cepillo suave, dieta blanda y tibia, protectores de la mucosa, antisépticos orales, tratamiento local con colutorios y geles anestésicos o con antiinflamatorios (p ej. corticoides) y tratamientos sistémicos en casos severos.

Los herpes labiales son causados generalmente por reactivación del virus herpes 1 y menos frecuentemente por el virus herpes 2. Comienza con una sensación de hormigueo, picazón o ardor en la piel del borde del labio o cercano a él como en el mentón, mejillas, zona de la barba o nariz y no en la mucosa oral. A las pocas horas aparecen vesículas agrupadas que se rompen y forman una costra. Este cuadro dura al redor de 5 a 7 días y puede dejar piel sana o una cicatriz. Si se vuelve a desarrollar, será en el mismo sitio anterior. La saliva es contagiante los 3 primeros días y las lesiones de la piel lo son mientras haya vesículas. Los gatillantes de reactivación son: exposición solar, posterior a enfermedad sistémica o fiebre, traumatismo como mordedura o quemadura, el estrés emocional, etc. El diagnóstico suele ser clínico aunque se pueden tomar exámenes virales en caso de haber dudas. El tratamiento dentro de las primeras horas de síntomas (antes que aparezcan las vesículas) puede evitar que se desarrolle el cuadro completo. El tratamiento con Aciclovir o valaciclovir dentro de las 72 horas de iniciada la enfermedad puede acortar la duración. La crema de Aciclovir tiene baja absorción y su efecto dura pocas horas por lo que su uso no es muy útil como tratamiento. La prevención de la recurrencia es con fotoprotección labial permanente y solo en casos de más de 6 episodios anuales se indican antivirales permanentes.

Ambas enfermedades comparten cosas en común además de la sensación de ardor como las molestias y limitación a la normal alimentación especialmente en los niños, algunos gatillantes como el estrés y traumatismos, etc. Espero que este post les ayude a diferenciarlas, pero recuerden que en caso de presentarse, la recomendación es visitar a su dermatólogo para recibir una evaluación completa, estudio y tratamiento adecuado. Un saludo cariñoso, Catalina Andrighetti.

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